Hoy no he ido a trabajar, sé que no hago bien, que el dinero
que tengo que pagar para que alguien haga mi trabajo, me hace falta, pero llevo
mucho tiempo sin cogerme un día de fiesta, se que ahora tengo cincuenta euros
menos, que muchas veces no los gano ni yo, pero necesitaba el día, no voy a
estar más arruinada por ello, al final de mes estaré igual de mal, que si
hubiera ido a trabajar. Con cargo de conciencia, me he quedado en casa.
Ha amanecido un día precioso, he abierto las ventanas de
toda la casa, me he puesto a limpiar, entre la falta de tiempo y el desanimo
tengo mi casa un poco abandonada,
consigo olvidarme de mi mala conciencia por no ir a trabajar limpiando. Hay
polvo y telarañas, la mitad de la casa no uso, me limito a la cocina, mi
habitación, la habitación del ordenador, esa es la que peor tengo, es mi
contenedor de basura, tengo un montón de papeles que no se qué hacer con ellos,
no me atrevo a tirarlos, no sé porqué, los meto en una carpeta esperando que en
algún momento mi suerte cambie, que pueda mirarlos e ir resolviendo cada carta
que guardo esperando el milagro. Que en
algún momento pueda saldar mis deudas y pueda pedir disculpas por el mal
momento pasado. De momento solo me queda esperar, confiar en que mi suerte
cambie, en que pueda encontrar la paz deseada,
dejaré de andar con los hombros caídos y la cabeza gacha por la
vergüenza. No merezco esta situación, no la he provocado yo. Todo lo que tengo
está metido en esta casa, si la pierdo, si el banco decide ejecutar la
hipoteca, lo perderé todo. Llevo toda mi vida trabajando, siempre he llevado
una vida normal, sin opulencias, y yo me pregunto ¿ha merecido la pena? Ahora por
una mala gestión de alguien puedo perderlo todo. No me merezco esto, no me lo
he buscado, no es mi culpa aunque pague yo las consecuencias. Lo único que
quiero es el dinero suficiente para saldar mis deudas, no pido dejar de
trabajar, lo llevo haciendo toda la vida, no se me caen los anillos por
hacerlo. No puedo seguir así. Estoy al límite de mis fuerzas.
Salgo al jardín para que mis pensamientos cambien, estoy
decidida a pasar un buen día, no sé cuando volveré a coger fiesta, quiero hacer
de este un día especial.
Tengo un rosal trepador que casi abarca dos paredes de
separación, está precioso, cuando lo compré solo eran dos ramitas, ahora llama
la atención de lo bonito que está, se le ve vigoroso lleno de vida, la misma
que quiero para mí. Está a rebosar de rosas blancas.
En su día este rosal creó un conflicto con mis vecinos., les
molestaban los pétalos blancos que caían a su terreno. A mí no me gusta
molestar. Hasta el año anterior había mantenido el rosal a raya, solo lo dejaba
crecer en mi lado, guiaba cada nueva rama. Un día que coincidí con mi vecino,
le dije que si por casualidad alguna rama se colaba para su lado, la cortase,
que intentaba que no pasase, pero que se me podía colar alguna, me dijo que no
solo no le molestaba si no que si me parecía bien lo dejase crecer, que hacía
de separación, que era mucho más agradable ver un rosal que una verja de metal,
así lo hice. Al año siguiente dejé que el rosal subiera, se puso precioso.
Llenó toda la verja de rosas blancas, un día llego a casa al mediodía y me
encuentro con que han tabicado la separación y subido medio metro más, como ya
conozco a mi vecina, llamo a su marido, que
se que no está en casa, toda indignada, y me dice que las molesta la
suciedad que cae del rosal. ¡Alucinada me quedé! Si me lo hubieran dicho,
hubiera cortado el rosal en esa mismo momento, no me gusta molestar, si el
rosal estaba así, era por él. Siempre he pensado que mi vecina es una enferma
mental, sin ánimo de ofender y a él le faltan dos hervores, en fin es lo que
hay. Ahí también he tenido mala suerte.
Visto que hoy no puedo dominar mis pensamientos, decido irme
a dar una vuelta hasta el pueblo, tomarme un café en la terraza como una señora.
Siento que tu situación sea tan seria. Es lo que tiene el momento que estamos viviendo. Hay tantos casos como el tuyo. No puedo más que desearte lo mejor, y mandarte todo el ánimo del mundo. Del tema del rosal y tus vecinos... Mejor que suban el cercado. Así los verás menos y el rosal será todito para tí.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes una capacidad intimista para hablar desde tu interior. Un interlocutar con uno mismo. UN abrazo. carlos
ResponderEliminarCreo que la mejor respuesta al misterio humano que de algún modo se filtra en el texto es, sin duda, el rosal trepador y sus maravillosas rosas blancas. Y sin culpa ¡tomarse de tanto en tanto un día para observar su belleza!.
ResponderEliminarGracias por tu visita a mi blog.
Un abrazo fraterno!
Es cierto: hay veces en las que pararse y respirar no se pagan con dinero. Y es necesario.
ResponderEliminarSaludos